El Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino puso en marcha el Programa de Voluntariado en Ríos en 2007 y en el año 2009 desarrolló su tercera edición.
Este Programa marca como objetivos el sensibilizar sobre los valores socioambientales de los sistemas fluviales, promover la participación ciudadana y conservar y mejorar el patrimonio natural y cultural de los ríos en el marco de un desarrollo sostenible, entre otros.
La Asociación Gaia comparte las inquietudes que ha generado este Programa de Voluntariado, por lo que colaboró al igual que en años anteriores, a través de la realización de unas jornadas de Voluntariado Ambiental en la Comunidad de Madrid.
Ese año, bajo el lema «Unidos por el Alberche», se pretendió dar a conocer la problemática que sufre este río y que los voluntarios intentaran aportar su granito de arena para mejorarlo. Para ello se llevaron a cabo una serie de actividades con el objeto de realizar un diagnóstico del estado de conservación del río Alberche, en un tramo que abarcaba desde la presa del embalse de Picadas hasta el fin del término municipal de Villa del Prado.
Se dio prioridad a la participación de la población local del entorno, a los vecinos de los municipios a los que afectan más directamente los problemas de este tramo del río Alberche, pero también hubo sitio para aquellos voluntarios que se acercaron para colaborar desde otros lugares.
Tras la selección de los participantes, se llevó a cabo un pequeño curso de formación, necesario para las labores que se llevarían a cabo más adelante; este curso constó de una sola jornada de duración, en horario de 10:00 a 14:00 y de 16:00 a 20:00 horas y en la hoja de solicitud de inscripción se pudo elegir una de entre las dos disponibles: el sábado 3 o el domingo 4 de octubre y se llevaron a cabo en el municipio de Aldea del Fresno (Madrid).
Más adelante, cada uno de los voluntarios participó en una de las jornadas de trabajo de campo, en la que colaboraron en la recogida de datos con los que más tarde técnicos de la Asociación realizaron un informe ambiental que fue hecho público al final del proyecto, coincidiendo con una fiesta que sirvió de colofón y sirvió para difundir todo el trabajo realizado, así como la continuación de los mismos, que está prevista para una próxima actuación.
Las fechas de las jornadas de trabajo de campo se asignaron durante el desarrollo de los cursos, en base a las necesidades del programa y a las preferencias de los participantes. Fueron las siguientes.
En el transcurso de cada jornada se realizó una ruta a pie por un tramo del río de unos dos kilómetros, en el que se recopilaron los datos necesarios para elaborar el informe ambiental.
El desarrollo aproximado de cada una de las jornadas fue el siguiente: el grupo integrado por doce voluntarios y dos monitores se reunió en un punto acordado sobre las nueve de la mañana, que siempre era de fácil acceso en transporte público. Desde allí se desplazaron a los lugares de desarrollo de las actividades en un vehículo de la organización hasta su regreso al mismo punto de partida entre las 18:00 y las 19:00 horas.
A cada uno de los participantes se le suministró la manutención necesaria para la jornada en forma de pic-nic, realizando la comida en el campo. De esta forma, el participante solamente hubo de costearse su desplazamiento hasta el lugar de reunión.
Como requisitos únicos para participar se requirió ser mayor de 18 años y tener interés por las actividades a desarrollar. Cada participante contó con un seguro de responsabilidad civil y de accidentes que corrió a cargo de la organización.
Una de las participantes de una edición anterior quiso transmitirnos su reflexión sobre el papel del Voluntario Ambiental a raíz de su asistencia a una de nuestras jornadas.